LUIS ALBERTO DE CUENCA
Profesor de Investigación del CSIC,
escritor y poeta

«SÓLO LOS POETAS SON CAPACES DE TRADUCIR POESÍA COMO ES DEBIDO.
CADA TRADUCCIÓN POÉTICA DEBE SER UN NUEVO POEMA»
   
 
 



  • Luis Alberto de Cuenca y Prado nació en Madrid el 29 de diciembre de 1950. Ha viajado por todo el mundo, pero siempre ha residido en la capital de España. Se licenció (1973) y se doctoró (1976) en Filología Clásica por la Universidad Autónoma de Madrid con sendos Premios Extraordinarios. Es Profesor de Investigación del CSIC en el Instituto de Lenguas y Culturas del Mediterráneo y Oriente Próximo. Ha sido Director de la Biblioteca Nacional (1996-2000) y Secretario de Estado de Cultura (2000-2004).



  • Como poeta ha publicado, entre otros libros, La caja de plata (Premio de la Crítica 1985), El hacha y la rosa (1993), Por fuertes y fronteras (1996), Los mundos y los días. Poesía 1972-1998 (1999; 3ª edición, 2007), Sin miedo ni esperanza (2002), La vida en llamas (Premio Ciudad de Melilla 2006), La mujer y el vampiro (2010), El reino blanco (2010) y El cuervo y otros poemas góticos (2010). Por su obra poética se le concedió el Premio de Literatura de la Comunidad de Madrid 2006 y el Premio de las Letras “Teresa de Ávila” 2008. Sería muy prolijo consignar aquí las numerosas antologías que recogen parcialmente su obra. 
  • Entre sus libros de ensayos figuran: Floresta española de varia caballería (1975), Necesidad del mito (1976 y 2008), Museo (1978), El héroe y sus máscaras (1991), Etcétera (1993), Bazar. Estudios literarios (1995), Álbum de lecturas (1996), Las cien mejores poesías de la lengua castellana (1998), Señales de humo (1999), Baldosas amarillas (2001) y De Gilgamés a Francisco Nieva (2005).
  • Como traductor, ha centrado su actividad en el mundo clásico grecolatino (Homero, Eurípides, Calímaco…) y en el Medievo europeo (Geoffrey de Monmouth, Guillermo de Aquitania, Chrétien de Troyes, Marie de France…). Por su versión del Cantar de Valtario, de autor latino anónimo (siglo X) obtuvo el Premio Nacional de Traducción 1989. Ha traducido también a Jacques Cazotte, Villiers de l’Isle-Adam, Charles Nodier, Gérard de Nerval, Horace Walpole, John Keats, Lord Tennyson, Goethe, Wilhelm Hauff, etc. Ha editado críticamente a Eurípides, la Galería fúnebre de espectros y sombras ensangrentadas de Agustín Pérez Zaragoza, a Boscán, a Gabriel Bocángel, un texto inédito de Jardiel Poncela, a Rubén Darío, una antología poética de Calderón, etc.


 


 *    *    *

1. En su obra literaria, Poesía y Filología se dan la mano y sin duda también el corazón. A veces se reprocha a los artistas cierta irreflexión y a los científicos siempre se les objeta su insensibilidad. Sin embargo, en su escritura se amalgaman en sostenido y original equilibrio ambas facetas, la poética y la filológica. ¿Cuál es el secreto?
  
Amar ambas disciplinas —filología y poesía— de verdad y sin reservas. Y no reservar para una de ellas el papel de esposa y para la otra el de amante, sino mezclar esos roles y no saber nunca cuál de las dos es la legítima y cuál la pecadora. 


2. El 29 de octubre de 2010 tiene lugar la presentación en León de una monografía dedicada íntegramente al estudio de su obra poética: La tradición clásica en la poesía de Luis Alberto de Cuenca. Se trata de un trabajo de investigación galardonado con el I Premio Internacional «Academia del Hispanismo» de Investigación Científica y Crítica sobre Literatura Española. La obra se impuso frente a más de 90 trabajos presentados. ¿Qué supone para Vd. la publicación de un estudio de estas dimensiones críticas sobre su obra literaria y poética?
 
Una satisfacción. Sobre todo, si es una persona de la sensibilidad y sabiduría de Luis Miguel Suárez quien ha obtenido ese importante premio y quien ha firmado ese estudio.
 
3. En su poemario Sin miedo ni esperanza (2002) se encuentra uno de los poemas más leídos, citados, recitados y admirados de cuantos ha escrito. ¿Qué valor y significado tiene este poema para su autor?
 
ESTOY AQUÍ
Estoy aquí, mi amor, estoy aquí,
velando tus naufragios en las noches
en que nadie responde, en las heladas
madrugadas vacías, en las tardes
de desesperación y de locura.
Pon en duda, si quieres, que la Tierra
gire en el desolado precipicio
del espacio infinito alrededor
del Sol, o que los astros sean fuego,
o que el amargo río de la vida
desemboque en la muerte. Pero nunca
dudes de que, en la fiebre del fracaso
o en la sed de la angustia, en el abismo
de la ansiedad y del desasosiego,
estoy aquí, amor mío, estoy aquí.
Aunque tú no me veas ni me oigas.


Es un poema muy verdadero. Quiero decir que, cuando lo escribí, sentí muy dentro cada una de las palabras que lo componen. La autenticidad no es un valor literario, pero ayuda a comunicar y a crear vínculos de complicidad con quien recibe tu mensaje.


4. Hablemos ahora de tres grandes genios de la poesía. Lorca, Juan Ramón, Aleixandre. ¿Qué obra única o poema puntual seleccionaría de cada uno de ellos, y por qué?
 
De Lorca me quedo con su Divan del Tamarit. De J. R. J. con Jardines lejanos, un título de 1904 (prefiero el primer Juan Ramón al último). De Aleixandre, con Historia del corazón, de su período más “humanizado”.


5. ¿Trabaja actualmente sobre una nueva obra poética?

Acabo de publicar tres libros de poesía seguidos —dos antologías y un libro totalmente nuevo— y me he quedado exhausto. Pero ya tengo escritos diez o doce poemas nuevos con destino a un futuro libro.

6. Además de escritor, profesor y filólogo, es usted traductor. Ha traducido, entre otros, a Homero, Eurípides, Calímaco, Virgilio, Ramón Llull, Charles Nodier, Gérard de Nerval… ¿Es posible traducir Poesía sólo desde la Filología? ¿Qué puede decirnos respecto a este tipo de problema poético y filológico: la traducción de la poesía?
 
Sólo los poetas son capaces de traducir poesía como es debido. Cada traducción poética debe ser un nuevo poema. La única manera de no traicionar al poeta que traduces es apoderándote de sus versos y convirtiéndolos en versos tuyos.


7. Hace unos meses se hizo Vd. eco, a través de una reseña en ABCD las Artes y las Letras de la edición de la obra titulada La tradición clásica en el Quijote, de Antonio Barnés, premiada con el III Premio Internacional de Investigación Científica y Crítica Miguel de Cervantes. ¿Podría decirse que, en plena posmodernidad, vivimos un renacimiento sofisticado de una tradición clásica —acaso en la línea de Gilbert Highet— reinterpretada por una minoría académica?

Sin la menor duda. La posmodernidad es, de alguna manera, un nuevo clasicismo. Libros como el de Barnés ayudan mucho a llegar a ese tipo de conclusiones por comparación con los procesos de utilización de los clásicos en el Quijote. En cuanto al libro de Highet, lo adoro. Me lo sé casi de memoria.


8. Entre las muchas actividades y proyectos que ha realizado a lo largo de su vida académica, entre las que destacan la dirección de la Biblioteca Nacional de España, la del Instituto de Filología del CSIC, y su trabajo al frente de la Secretaría de Estado de Cultura, merece una atención especial su labor en la Biblioteca de Literatura Universal (BLU), realidad editorial cuya génesis debe mucho a su esfuerzo y gestión. Actualmente es Vd. su director. ¿Cuáles han sido sus principales objetivos al frente de esta Biblioteca?
 
Crear una biblioteca de obras completas o escogidas de los grandes autores de la literatura universal al modo de las viejas y nobles colecciones en papel biblia de Aguilar, pero sin las erratas que menudeaban en esas colecciones y con más rigor filológico.


9. ¿Cómo ve el futuro de la educación científica y universitaria en España? ¿Se está haciendo lo que se debe?
 
Lo veo fatal. Desde la reforma de Villar Palasí no hemos hecho otra cosa que retroceder. Únicamente el Dictamen de Humanidades que mandó preparar Esperanza Aguirre allá por 1998 pudo suponer un revulsivo en la decadencia de nuestro sistema pedagógico, pero nadie le hizo caso.
 
  
10. Concluyamos volviendo a su poesía: ¿con cuál de sus poemarios se siente a día de hoy más identificado? ¿Por qué?
Con El reino blanco (Visor, 2010). Es mi mejor libro.

  
 
EL TEST DE LOS LECTORES
 
 
 
• ¿Qué personaje histórico le habría gustado ser y por qué?
Voltaire. Pero prescindiendo de los veinticinco cafés que se tomaba al día. Detesto la cafeína.
 
• ¿Cuál ha sido el último libro que más le ha impactado en su lectura?
Sueño del Fevre, de George R. R. Martin. Una maravillosa historia de vampiros decimonónicos ambientada en el Mississippi de Mark Twain. Se la recomiendo a todo el mundo.

• ¿Cree Vd. en algún dios?
En el de mis padres y mis abuelos. Y en los dioses griegos. Y en los germánicos. Me encanta la mitología.

• ¿Un sueño que le persigue y que aún espera realizar?
Ser académico de la Real Academia Española.

• ¿Qué canción le trae recuerdos?
Cualquiera de las que interpretaba Hayley Mills en Tú a Boston y yo a California.

• ¿En qué lugar o ciudad del mundo se encuentra más a gusto?
En Madrid, a pesar de todo.

• ¿Para qué sirve el matrimonio en nuestro mundo contemporáneo?
Para lo que ha servido siempre: para establecer alianzas dinásticas. Lo malo es cuando los cónyuges no son de familia regia.

• ¿De qué acontecimiento histórico le habría gustado ser testigo?
Me hubiese gustado acompañar a Jan Potocki en alguno de sus viajes.

• ¿Su poeta, su novelista, su dramaturgo o su escritor de cabecera?
Lope de Vega, Robert Louis Stevenson, William Shakespeare (este último es también mi escritor de cabecera).

• ¿Una falta o «pecado» imperdonable?
El coleccionismo.

• ¿«Siempre se vuelve al primer amor»?
No se sale de él. Pero puede reencarnarse en otra persona.

• ¿Una persona para Vd. admirable?
Rafa Nadal. Es que todavía estoy con el shock de su triunfo en el Open neoyorquino.

• ¿Prefiere la bondad o la inteligencia?
Me quedo con el sentido del humor.

• ¿Qué no sería Vd. nunca?
Buenista. Y no me refiero, como es natural, a que no sería nunca partidario de D. Gustavo Bueno, al que admiro profundamente.

• ¿Qué haría por amor?
Volverme loco, que es lo suyo.

• ¿Qué es para Vd. la felicidad?
Lo dije en mi poema “Sobre una carta de John Keats”. Seguro que está en Internet. En cualquier caso está en mi libro Por fuertes y fronteras (Visor, 1996). Y perdón por la autocita.

• ¿Un deseo que quiera conceder a alguien?
Hacer que sienta, aunque sea por un rato, la sensación de plenitud que produce leer en voz alta las Sonatas de Valle-Inclán.
 

 


Madrid, 13 de setiembre de 2010
 
© Editorial Academia del Hispanismo
© De las fotografías: José del Río Mons y Miguel Martínez

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