9. Emilio Orozco Díaz: El barroquismo de Diego de Silva Velázquez, Rialp, Madrid, 1965.
"Ese fuerte sentido barroco de búsqueda de comunicar la emoción: de hacer al contemplador cómplice" (60). "Velázquez consigue plenamente esa comunicación que busca el artista barroco; actúa de tal manera sobre nosotros, que no podemos permanecer ajenoa a lo que estamos contemplando". (68) "Ante sus lienzos la primera impresión que tenemos es la de encontrarnos ante un trozo de realidad, ante un momento del vivir" (91) "En este incrustar el cuadro en el cuadro, Velázquez procede en forma en cierto modo paralela a la construcción poética gongorina cuando pasa de un plano de la realidad a una metáfora y de esta a otra, o metáfora prolongada -como si fuese un minúsculo poema, que termina por atraer nuestra atención, apartándonos del término, apoyo y punto de partida de la comparación metafórica" (115). "El arte de Velázquez descubre -aunque ocultándolo, como él mismo se oculta- reflexión, sabiduría y conciencis de recursos. No es el instinto genial que procede solo con su gran potencia creadora. Hay, además, estudio, esfuerzo y lucha en su arte, aunque elegantemente la obra se cree con una apariencia de sencillez y naturalidad extrema, como si se limitara solo a ponernos delante de la realidad" (165),

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